LENGUA 1
Lee el siguiente texto y haz una lista (al menos 10 palabras de cada) de sustantivos, adjetivos, verbos, adverbios, preposiciones y conjunciones que encuentres en él.
¿SOMOS XENÓFOBOS LOS
ESPAÑOLES?
Los medios de
comunicación nos despiertan con frecuencia a una realidad que creíamos ausente:
el racismo. Los españoles proclamábamos, con orgullo, que los racistas son los
otros; nosotros podíamos gloriarnos de nuestro mestizaje español. Por eso, ante
las noticias de hechos racistas, muchos se sorprenden por la sucia violencia
xenófoba en su propia casa: como si Narciso se hubiera mirado al espejo y de
pronto descubriera su sucio trasero.
Es verdad que más de 200 manuales escolares de
los años ochenta, analizados por mí, no encontré ningún texto claramente
racista, pero también es cierto que no hallé ninguna reflexión de que España ha
sido, es o podría serlo. Nuestros "pecados" históricos son otros; el
racismo fue cosa de negreros/ingleses y hoy es de sus colonias ligadas al KKK
norteamericano y al aparheid sudafricano. En ese cuadro oscuro, junto al
holocausto de los nazis alemanes, parecía que nosotros no estábamos. No es de
extrañar que el crimen racista de una inmigrante dominicana, en noviembre de
1992, provocara una conmoción, rompiéndose el espejo inmaculado de nuestro
fatuo narcisismo español.
Los conflictos de payos y gitanos, las
discriminaciones a esta minoría -con la que llevamos conviviendo 500 años sin
entendernos-, los ataques y agresiones de grupos violentos neonazis a todo lo
que sea diferente y, además, pobre y marginal, como negros, marroquíes,
inmigrantes, mendigos, ancianos, prostitutas, homosexuales, etc., no son hechos
aislados: responden a pautas estructurales y a específicos patrones de
conductas colectivas, en el contexto de una problemática juvenil con paro,
delincuencia y drogas que impulsa a los jóvenes a buscar chivos expiatorios,
contra quienes proyectan sus frustraciones. El racismo y la xenofobia contra
los diferentes y los extranjeros pobres y de color se ha convertido en el nuevo
sendero del incipiente neonazismo que grita: "Europa para los europeos".
España no está excluida de esas actitudes. Si
hay menos agresiones contra inmigrantes es porque tenemos menos extranjeros que
el resto de los países vecinos. Según mis investigaciones, es cierto que sólo
un 10 por 100 se confiesa racista y votaría a un partido como el de Le Pen en
Francia, pero uno de cada cuatro jóvenes echaría de ESpaña a los gitanos y a
los moros-árabes; la inmensa mayoría opina que no se deben recibir inmigrantes,
pues traen más inconvenientes que ventajas; la mitad, que quitan puestos de
trabajo y que traen droga y delincuencia. Esta percepción negativa y falsa de
la inmigración se está constituyendo en el espacio enmascarado del neoracismo
europeo y español.
Tomás
Calvo Buezas
(Catedrático de Antropología
Social de la UNiversidad Complutense de Madrid)
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