LITERATURA UNIVERSAL
TRABAJO 1º
Este trabajo consiste en hacer un ensayo comparativo entre
los tres textos: El Génesis de la Biblia y El Atrahasis y el Poema de Gilgamesh de la literatura
mesopotámica.
El trabajo constará de las siguientes partes:
1ª) Localización de los tres textos de manera geográfica y
literaria.
2ª) La búsqueda de la opinión que de los mismos expresan
otros autores:
2ª) Análisis de las similitudes y diferencias entre ellos.
3ª) texto argumentativo en donde expreses tu opinión (250
palabras aproximadamente)
El trabajo se presentará a través de correo electrónico ,
con normativa APA en letra Calibri o Time New Roman 12. Tiempo límite de
entrega el 5/11/2016.
No dudéis en
consultar cualquier duda.
ANTOLOGÍA
DE TEXTOS. LITERATURAS ANTIGUAS
TEXTOS
BÍBLICOS
EL
GÉNESIS
La
creación
En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la
tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del
abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Y dijo Dios:
Sea la luz; y fue la luz. Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz
de las tinieblas. Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y
fue la tarde y la mañana un día.
Luego dijo Dios: Haya expansión en medio de las aguas,
y separe las aguas de las aguas. E hizo Dios la expansión, y separó las aguas
que estaban debajo de la expansión, de las aguas que estaban sobre la
expansión. Y fue así. Y llamó Dios a la expansión Cielos. Y fue la tarde y la
mañana el día segundo.
Dijo también Dios: Júntense las aguas que están debajo
de los cielos en un lugar, y descúbrase lo seco. Y fue así. Y llamó Dios a lo
seco Tierra, y a la reunión de las aguas llamó Mares. Y vio Dios que era bueno.
Después dijo Dios: Produzca la tierra
hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto según su
género, que su semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así. Produjo, pues,
la tierra hierba verde, hierba que da semilla según su naturaleza, y árbol que
da fruto, cuya semilla está en él, según su género. Y vio Dios que era bueno. Y
fue la tarde y la mañana el día tercero.
Dijo luego Dios: Haya lumbreras en la expansión de los
cielos para separar el día de la noche; y sirvan de señales para las
estaciones, para días y años, y sean por lumbreras en la expansión de los
cielos para alumbrar sobre la tierra. Y fue así. E hizo Dios las dos grandes
lumbreras; la lumbrera mayor para que señorease en el día, y la lumbrera menor
para que señorease en la noche; hizo también las estrellas. Y las puso Dios en
la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra, y para señorear en el
día y en la noche, y para separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que era
bueno. Y fue la tarde y la mañana el día cuarto.
Dijo Dios: Produzcan las aguas seres vivientes, y aves
que vuelen sobre la tierra, en la abierta expansión de los cielos. Y creó Dios
los grandes monstruos marinos, y todo ser viviente que se mueve, que las aguas
produjeron según su género, y toda ave alada según su especie. Y vio Dios que
era bueno. Y Dios los bendijo, diciendo: Fructificad y multiplicaos, y llenad
las aguas en los mares, y multiplíquense las aves en la tierra. Y fue la tarde
y la mañana el día quinto.
Luego dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientes
según su género, bestias y serpientes y animales de la tierra según su especie.
Y fue así. E hizo Dios animales de la tierra según su género, y ganado según su
género, y todo animal que se arrastra sobre la tierra según su especie. Y vio
Dios que era bueno. Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen,
conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de
los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra
sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón
y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad
la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los
cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra. Y dijo Dios: He
aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra,
y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer. Y a toda
bestia de la tierra, y a todas las aves de los cielos, y a todo lo que se
arrastra sobre la tierra, en que hay vida, toda planta verde les será para
comer. Y fue así. Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno
en gran manera. Y fue la tarde y la mañana el día sexto.
Fueron, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo
el ejército de ellos. Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó
el día séptimo de toda la obra que hizo. Y bendijo Dios al día séptimo, y lo
santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación.
El
diluvio
Dijo, pues, Dios a Noé: He decidido el fin de todo ser,
porque la tierra está llena de violencia a causa de ellos; y he aquí que yo los
destruiré con la tierra. Hazte un arca de madera de gofer; harás aposentos en
el arca, y la calafatearás con brea por dentro y por fuera. Y de esta manera la
harás: de trescientos codos la longitud del arca, de cincuenta codos su
anchura, y de treinta codos su altura.
Una ventana harás al arca, y la acabarás a un
codo de elevación por la parte de arriba; y pondrás la puerta del arca a su
lado; y le harás piso bajo, segundo y tercero. Y he aquí que yo traigo un
diluvio de aguas sobre la tierra, para destruir toda carne en que haya espíritu
de vida debajo del cielo; todo lo que hay en la tierra morirá. Mas estableceré mi
pacto contigo, y entrarás en el arca tú, tus hijos, tu mujer, y las mujeres de
tus hijos contigo. Y de todo lo que vive, de toda carne, dos de cada especie
meterás en el arca, para que tengan vida contigo; macho y hembra serán. De las
aves según su especie, y de las bestias según su especie, de todo reptil de la
tierra según su especie, dos de cada especie entrarán contigo, para que tengan
vida. Y toma contigo de todo alimento que se come, y almacénalo, y servirá de
sustento para ti y para ellos. Y lo hizo así Noé; hizo conforme a todo lo que
Dios le mandó.
Y sucedió
que al séptimo día las aguas del diluvio vinieron sobre la tierra. El año
seiscientos de la vida de Noé, en el mes segundo, a los diecisiete días del
mes, aquel día fueron rotas todas las fuentes del grande abismo, y las
cataratas de los cielos fueron abiertas, y hubo lluvia sobre la tierra cuarenta
días y cuarenta noches. En este mismo día entraron Noé, y Sem, Cam y Jafet
hijos de Noé, la mujer de Noé, y las tres mujeres de sus hijos, con él en el
arca; ellos, y todos los animales silvestres según sus especies, y todos los
animales domesticados según sus especies, y todo reptil que se arrastra sobre
la tierra según su especie, y toda ave según su especie, y todo pájaro de toda
especie.
LITERATURA
MESOPOTÁMICA
El ATRAHASIS
Cuando los
dioses todavía eran como hombres
tenían que
trabajar fatigosamente
y cargar
con las espuertas.
Las
espuertas eran voluminosas,
el trabajo
era pesado,
los apuros
grandes.
Ea abrió
la boca
y dijo a
los grandes dioses:
… Que se
degüelle a un dios…
Con la
carne y la sangre de ese dios
que Nintur
mezcle la arcilla,
a fin de
que el dios y el hombre
se
encuentren mezclados en la arcilla…
“¡Sí!”,
respondieron en la asamblea
los
grandes Anunakis, que fijan los destinos…
Me habéis
encomendado una tarea. Hela aquí realizada.
Habéis
degollado a un dios, provisto de inteligencia.
Yo os he
librado de vuestro penoso trabajo,
y vuestro
penoso trabajo se lo he impuesto al hombre.
Habéis
transferido vuestra fatiga a la humanidad.
Os he
liberado del yugo, os he conferido la libertad.
Apenas
habían pasado mil doscientos años
cuando los
pueblos de los hombres se multiplicaron.
La tierra
habitada mugía como un toro,
y el ruido
de los hombres molestaba a los dioses.
Enlil oyó
su clamor
y dijo a
los grandes dioses:
“El clamor
de los hombres me resulta molesto,
a causa
del ruido que meten no puedo dormir.
Que una
epidemia los haga callar”.
Cuando
llegó el tercer año,
la gente,
de puro famélica, era irreconocible.
Cuando
llegó el cuarto año,
sus largas
piernas se habían acortado,
sus anchos
hombros se habían estrechado.
Cuando
llegó el quinto año,
la hija
trataba de entrar en casa de su madre,
y su madre
no le abría la puerta…
Cuando
llegó el sexto año,
los padres
comían la carne de su hija,
se
alimentaban de la carne de su hijo…
Una casa
atacaba a la otra.
La gente
tenía la cara como cubierta de malta muerta,
y aunque
apenas si podían respirar, aún se aferraban a la vida.
Adad rugió
en las nubes.
Al oír la
voz del dios,
Atrahasis
hizo cerrar la escotilla con brea.
Adad
seguía rugiendo en las nubes.
Los
vientos se enfurecían.
(Atrahasis)
cortó las amarras y dejó libre el barco…
El diluvio
se desencadenó.
Su
violencia, como un azote, cayó sobre los hombres.
Uno ya no
podía ver al otro,
ya nadie
se reconocía en medio de la destrucción .
El diluvio
rugía como un toro,
El viento
ululaba como un águila rugiente.
Las tinieblas se espesaban y no se veía el
sol.
EL POEMA DE GILGAMESH
Utnapishtim dijo a él, a Gilgamesh:
«Te revelaré,
Gilgamesh, una materia oculta. Y un secreto de los dioses te diré: Suruppak--ciudad
que tú conoces [(Y) que en las riberas del Éufrates] está situada--, esa ciudad
era antigua (como lo eran) los dioses de su interior, cuando sus corazones impulsaron
a los grandes dioses a suscitar el diluvio. Estaban Anu, su padre, El valiente Enlil,
su consejero, Ninurta, su asistente, Ennuge, su irrigador. Ninigiku-Ea también estaba
presente con ellos.